Se trata de menores cuyas principales
características son: la hiperactividad, excitabilidad, ausencia de
sentimiento de culpa, ira con las personas, fracaso escolar y poco o nada
comunicativos. Una de las principales causa de este trastorno es la ausencia o
la figura distorsionada de la madre, aunque tampoco ha de infravalorarse la
disfuncionalidad del rol paterno, pues según algunos trabajos, el crecer sin
padre acarrea al niño nocivas consecuencias que afectan al campo de la
delincuencia. En muchos casos se trata de menores que viven en las calles, en
situación de permanente abandono, nos encontramos con menores que a su edad,
acumulan graves frustraciones, rencores y cólera contra la sociedad, y que
desencadenan un mismo denominador común: el desamor, la falta de comprensión y
de cariño, así como de atención y cuidado de sus padres. En definitiva, son
jóvenes con una desviada socialización primaria que acaba por abocarles a la
delincuencia.
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